Reseña del libro: Piense y hágase rico

Para quién es: Este libro es de lectura obligada para cualquier persona que quiera tener éxito en la vida. Es un poco antiguo, pero sus principios son intemporales.

Facilidad de lectura: Alta. Es una lectura relativamente corta pensada para ser leída en varias sesiones para permitir al lector reflexionar sobre la información presentada.

Lo que nos ha gustado: Este libro es uno de los pocos que he leído. Decir que ofrece un valor significativo por su precio es quedarse corto. El autor cubre tantos temas de forma tan densa y vívida, que el material requiere que nos concentremos en las ideas y conceptos presentados, a veces de forma más repetida. Considero que el libro es eficaz para inducir tanto la reflexión como una acción concreta por parte de las mentes lectoras. Puedo decir que cualquiera que haya leído este libro debe haber sentido, de alguna manera, un cambio en su vida.

Lo que no me ha gustado El título. Este libro va mucho más allá del concepto de dinero. Trata de cómo pensamos y cómo debemos utilizar nuestra propia energía. Un título más adecuado hubiera sido en torno a lo que concibes y lo que crees para conseguirlo.

Dónde encontrarlo:

 

«Piense y hágase rico» es la guía para establecer los pensamientos y acciones que conducen al éxito

No puedo dar un breve resumen del libro ya que entonces sería un flaco favor al autor. Los detalles están tan organizados que mantienen al lector intacto. El enfoque está en:

el poder de nuestros pensamientos, y

el potencial que tenemos dentro de nosotros mismos

En el libro se ve a menudo a Hill citando a Carnegie porque es el hombre que inspiró a Hill a dedicar gran parte de su vida a explorar y comunicar los conceptos de que gestionar nuestros propios pensamientos y energía puede cambiarnos la vida.

Los siguientes son los tres temas del libro que más resuenan en mí:

El poder del pensamiento

El poder del subconsciente

El poder del propósito

1. El poder del pensamiento: Somos lo que pensamos. Nuestros pensamientos afectan a cómo vemos el mundo y cómo nos vemos a nosotros mismos. Como resultado, nuestros pensamientos tienen un gran impacto en cómo nos sentimos y en la cantidad de energía que tenemos para hacer frente a una acción o situación requerida. Nuestros pensamientos nos hacen más o menos receptivos y observadores de las cosas, circunstancias y personas que nos rodean. Hill llega a afirmar que esto se extiende al mundo material:

1. Pensamientos = Cosas

2. El poder del subconsciente: ¿De dónde sacas tus mejores ideas? Casi puedo garantizarte que no es mientras estás trabajando. Solemos tener nuestras mejores ideas cuando no estamos pensando conscientemente en el problema que estamos tratando de resolver o en la idea que estamos tratando de proponer.

Los momentos Eureka casi nunca ocurren mientras estamos «trabajando duro», sino cuando estamos «trabajando duro».

Por desgracia, nuestro modo de vida parece invitarnos a ignorar tanto el poder de la mente subconsciente como el espacio de respiro que debemos darle en algún momento. Para alimentar nuestro subconsciente, tenemos que darle

la materia prima que necesita para trabajar (incluyendo una imagen clara de qué problema u oportunidad estamos tratando de abordar),

poca o ninguna presión de tiempo, y

ninguna atención, mientras hace su trabajo.

Piense y hágase rico

Cuando nos tomamos el tiempo para descansar, jugar o participar en cualquier conversación cotidiana con otras personas (incluidos los grupos de mastermind), aprender de y sobre las experiencias de las vidas de los demás, dejamos espacio para que el poderoso subconsciente haga su magia. ¿La magia? Hacer conexiones con ideas que ofrecen soluciones que nunca se nos habrían ocurrido conscientemente.

El autor lo cuenta:

«No puedes controlar por completo tu mente subconsciente, pero puedes entregarle voluntariamente cualquier plan, deseo o propósito que desees transformar en forma concreta». (pág. 198)

3. El poder del propósito: En el fondo, sabemos lo que queremos y necesitamos lograr a largo plazo. Puede que no esté muy claro, pero tenemos una buena idea de la dirección que queremos seguir. Desgraciadamente, la racionalización, la autojustificación y la duda nos llevan a dudar de ello o a explicarlo, para nuestro propio riesgo.

He aquí una cita del libro:

«Las personas que no tienen éxito tienen un rasgo distintivo en común. Conocen todas las razones del fracaso y tienen lo que ellos creen que son coartadas herméticas para explicar su propia falta de logros.» (pág. 249)

Cuando nos centramos en lo que sabemos que tenemos que hacer, podemos establecer más fácilmente un plan de acción y seguir adelante. Nos sentimos impulsados, vivos, apasionados. Tenemos energía para invertir en nosotros mismos y en los demás.

Tenemos energía para crecer como personas. Aprendemos lo que necesitamos saber para tener éxito, no lo que otros dicen que debemos saber. Ignoramos a los detractores y objetores. Somos curiosos y estamos comprometidos.

 

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